CRISIS, ¿QUÉ CRISIS?

... me gustan tantas cosas que terminaría antes diciendo lo que no me gusta.

Hay una leyenda que dice que a los 30 se sufre una crisis. Puedo gritar alto y claro que yo no la sufro.

A veces nos quejamos de la vida.
Mi amiga Paula dijo una vez que «la vida es una putada con momentos felices». Por aquel entonces apoyé aquella afirmación.
Hoy, ni ella se la cree.

He aprendido que un día malo -incluso una racha- no significa tener una mala vida. Todo depende de cómo te la tomes.

Es un regalo.
La vida es un regalo y como tal debemos disfrutarla.
Beberla a sorbitos, disfrutando de cada minuto, descontando besos por cada segundo de retraso, luchando por cada sueño, diciendo en voz alta los «te quiero», abriendo bien los brazos para dar y recibir... y para recoger la brisa fresca -que en verano hay poca, pero hay-.
Hace un tiempo dejé de pensar en el destino, para disfrutar del paisaje.
Un paisaje verde, ocre, azul. Un paisaje que capturo en cada ocasión.
Para que llegué el día en que miré atrás y diga: «Me lo he pasado genial».
No arrepentirme de nada.
Sólo me arrepentiré de aquello que no haga por miedo. El valor no es la ausencia del miedo, sino saber que existe algo más importante que el miedo.
Y, ¿os doy una pista? Puedo ser cabezota y decir que «no»... pero cobarde, jamás.

¡Qué tengáis un buen día!
Me voy a cortar un pastel (el segundo, porque el primero lo corté ayer jejeje)

PS: También me gusta escribir...