Lo que te voy a contar no es una verdad universal, pero ¿qué lo es?
Haz que merezca la pena.
No te arrepientas nunca de lo que haces. Si te tienes que arrepentir que sea de eso que no has hecho por miedo al fracaso, o al que dirán.
Di siempre lo que piensas. Pero piensa antes de decirlo. Nunca sabes si tendrás razón o si te quieren escuchar.
Si te apetece decir TE QUIERO. Dilo. No te calles. Quizá cuando vayas a hacerlo, ya sea tarde.
Sonríe. Incluso cuando estés triste. A veces será difícil, otras será, incluso, imposible. Pero hazlo por lo menos una vez a al día. Sonríe. Las sonrisas son el alimento del corazón. Sin sonrisas, el corazón se marchita.
Llora. Aunque sea sin motivo. Limpia los ojos y, con toda seguridad, después vendrá una sonrisa.
Grita. Pero nunca grites a las personas que te quieren. Grita cuando estés en las montañas. Escucha tu voz, no olvides su sonido, no olvides aquello que dices, ni aquello que te cuentan. Guarda secretos, así guardarán los tuyos.
No dependas nunca ni de nada ni de nadie. No te aferres a lo material. Las cosas son perecederas, los sentimientos no.
Viaja, sube escaleras, baja toboganes, camina por la arena, duerme en la hierba, respira hondo, huele las flores, haz reír a los bebés, haz llorar (pero de la risa), se fuerte, se débil, se libre. Corre, salta, nada, planta un árbol, escribe un blog, canta en la ducha, mira un eclipse de luna y una lluvia de estrellas.
Pasea por Londres, Praga, Tokio... y si no puedes, imagina que lo haces. Lee, dibuja, captura momentos, abraza y besa.
Nunca te acuestes enfadado. Di a todas las personas a las que amas, cuánto las quieres todos los días.
Celebra tu cumpleaños, tu boda, la de tus amigos. No te vayas después de la comida, continua en la fiesta. Es su fiesta, son tus amigos, es su día. Haz que sea inolvidable.
Aprende las lecciones. Las de la escuela y las de la vida. Las de la vida duelen, pero te enseñarán a ser mejor.
No te enfades. Y si lo haces, piensa: «¿Es importante? ¿Dentro de cinco años me acordaré de esto?» Si la respuesta es no... ¿Para que te enfadas?
Ten paciencia. Aunque creas que nunca va a llegar lo que deseas, aunque alguien quiera terminar con ella. Se PA-CIEN-TE. ¿Qué te cuesta? ¿Dos horas? Bah, eso no es nada.
Lucha por tus sueños. No te rindas. Nunca. Trabaja duro. Si lo haces, es que merece la pena seguir hasta el final.
Ten un bebé, o dos, o tres. Sé feliz. Pero recuerda que todos los días ocurren cosas que nos hacen felices y si las sumamos, nos daremos cuenta de que somos MUY FELICES.
Haz que merezca la pena.
Haz que cuando llegue el momento, puedas mirar atrás y decir: «Valió la pena. Me lo he pasado genial»
Quedaos con lo bueno. Quedaos con lo mejor.
Besotes
5 comentarios:
Dicho así, la felicidad parece algo fácil!!
Tendré todas tus palabras en cuenta!!
Un beso enorme,
Rebeca.
Es tan fácil como nosotros queramos que sea :)
Echaba de menos textos como estos.. ains. Va directo a una libreta que tengo para poder recordar siempre tus palabras. ^____^
Gracias por sacarme la primera sonrisa tonta del día.
Yo quiero más sonrisas!!!! :D
De nada ;)
Haciendo recuento de sueños y palabras, tendré que seguir investigando y dando vueltas en mi cabeza, porque detrás de todo ello puede haber algún mensaje...como en otras ocasiones con otras personas...
Lo único que sé es que hoy me he levantado distinta...
Un beso sonoro y un abrazo!!
Rebeca.
P.D: Sonrio!Hoy si!!
Publicar un comentario