Y es que, en nuestro país, eso de vivir sólo de lo que publicas, es MUY difícil. Tanto, como escribir «difícil» con la tilde en la primera “i” (¡Admítelo! ¡Te ha pasado!)
La mayoría de los escritores que conozco son como las impresoras multitareas. Escriben, trabajan en otro sitio (economistas, profesores, editores, enfermeros...) y, además, son hijos, padres, amigos,...
Por eso les llamo alquimistas de palabras. Porque, casi, hacen milagros.
¿Y por qué os cuento todo esto? Porque la idea que capté con el artículo de Francesc fue: el escritor no siempre escribe lo que quiere.
Muchas veces depende de factores ajenos a su voluntad y a su creatividad.
Otro tanto de lo mismo sufre un sector que, aunque se llame de otro modo, también son escritores: Los guionistas.
Los guionistas de Con el culo al aire son MUY buenos...
Obviemos a los guionistas de cine. Hablemos de los guionistas de series. Todos tenemos alguna serie que seguimos. Quien dice “alguna” dice un montón. Todos tenemos, también, una pareja que queremos que estén juntos. Porque llevamos 16000 temporadas (me encanta exagerar) y aún no se han dado un beso. Ya lo dijo Joss Whedon: «Al espectador hay que darle lo que necesita, no lo que quiere».
Pero, analicemos un poco más.
Detrás de una escena
Nosotros, como espectadores, vemos el resultado. Por ejemplo, Booth y Brennan se besan bajo el muérdago... a petición de un tercer personaje y con un objetivo judicial de por medio (es decir, si no llegan a necesitar la ayuda del tercero en discordia, no se besan) Para llegar a este punto (no recuerdo la temporada) pasaron muchos capítulos. Tanto Booth como Huesos tuvieron sus escarceos amorosos, además de tener de fondo el líos amorosos de Angela (y otros personajes)
Lo que ansiaba esta escena... y el chasco que me llevé...
Que levante la mano quien, siguiendo los capítulos religiosamente, vio el beso y empezó a saltarse hasta temporadas enteras (¡¡¡YO!!!)
Tropecientas temporadas después: El otro día, Brennan (con un Asperger de libro) le pide matrimonio a Booth. Booth le dijo que sí y luego que no. Brenan está hundida... Ya no me interesa la serie (aunque, en realidad, ya no la seguía... religiosamente)
Sigamos con Castle.
La idea inicial me gustó: Un escritor bloqueado (y con amigos hasta en el infierno) se las ingenia para colaborar con la policía de NY. Allí conoce a la inteligente (y guapísima) inspectora Beckett. Llevamos 6 temporadas, ya son pareja y lo llevamos bien (ellos y los espectadores) Claro que, ahora, Castle le ha pedido matrimonio... ¿Se llevará calabazas? No lo sé y tampoco lo sabré... Adivinad porqué.
Y podría seguir analizando un montón de escenas más pero, volvamos con Francesc.
Tensión sexual no resuelta
Diciembre pasado, asistí a un taller con Francesc y Silvia Kohan. El tema era el amor en los libros. Cómo llevarlo, cómo introducirlo, por qué, cuándo... cómo debían vivirlo los protagonistas.
La idea que anoté y subrayé fue: Tensión amorosa = Hay que dosificar.
Vamos, que no podemos ir a saco con la historia porque, entonces, lo que cuentas no llega a libro.
Con la series pasa algo parecido. Si los protas están enamoradísimos desde el primer capítulo y todo va genial... ¿para qué quiero ver la serie? No va a pasar nada.
Se necesita un conflicto (o muchos), tercero en discordia (y cuarto, quinto, sexto...), se necesitan zancadillas (en plural) para que esos dos protagonistas peleen, contra viento y marea, por su amor. Porque su amor lo merece.
Habrá barbecho. Sí.
Nos dará rabia. También.
Querremos que, además de resolver crímenes, superar fobias y cirugías de más de 24h, haya mucho amor. Para qué negarlo, por supuesto.
Pero me viene a la cabeza esa frase de «si no tienes que luchar por ello, no merece la pena».
Que se lo digan a Blair y a Chuck...
Y dejo de comentar este apartado porque si me pongo con la evolución de los personajes, no termino (aunque si me lo pedís... da para otro artículo)
Contaminación creativa
La mayoría de la gente cree (y se equivoca) que los guionistas lo hacen todo. Crean las historias, sí. Pero también contratan a los actores, eligen el menú del catering y... ¡oh, Dios mío! ¡También son los que hacen los cortes de publicidad! Pues no. Por cierto, que pocos autores de libros eligen las portadas...
El guionista escribe y hay que darle las gracias. Sin él no hay historia.
Pero también están los productores (los que abren y cierran el grifo del dinero), las cadenas que contratan (que también hacen fontanería monetaria), están los directores de casting (¡¡ellos sí!! Ellos eligen al reparto), los directores de las series, los de escena, los de sonido, los de iluminación, fotografía, maquillaje, vestuario, la empresa de catering y el chofer. Y los que me he dejado en el camino (perdón)
También están los actores. No nos olvidemos de ellos. Casi dioses.
Álex Gadea y Loreto Mauleón echando unas risas, tirados en el suelo.
Para que veáis lo normalicos que son ;) - Foto @Álex Gadea Oficial
¿Y por qué os cuento todo esto? Porque el guionista no siempre puede escribir lo que quiere.
Cuando leemos un libro, las imágenes vienen a nuestra cabeza y cuando ese libro termina en el cine... el 95% de las veces nos decepciona. ¿Por qué? Porque nuestra imaginación es diferente a la del guionista, director de la película... De hecho, seguro que es 100% diferente de lo que imaginó el autor.
A este proceso le llamo «contaminación creativa».
Permitidme un consejo
La próxima vez que os enganchéis a una serie, que os leáis un libro que terminará siendo película, acordaos de esto. Acordaos de la gran labor que supone escribir y escribir sin caer en el bloqueo (porque no te lo puedes permitir), acordaos de todos esos autores que no pueden escribir lo que quieren porque también ellos deben pagar alquiler/hipoteca, acordaos de que, si no os gusta, siempre podéis cambiar de canal o mejor: escribir vuestra propia ficción.
Ya lo decía Jorge Drexler
Y una última cosa: «Al final todo acaba bien. Y si no termina bien... es que no es el final».
¡Besos, cazadores!
3 comentarios:
Solo te puedo decir una cosa:"BRAVO"
Ya sabes lo que opino sobre este tema.
Como blogguer, leo un montón de libros y los reseño. Pero siempre desde el mayor de los respetos. Porque valoro el trabajo.
Lo mismo pasa con las series que veo, la mayoría extranjeras y con subtítutlos. Puedes estar más de acuerdo o menos, con la forma de hacer, pero siempre hay que valorar el trabajo que hay detrás.
Uno de los guionistas que más me gustan es Kurt Sutter:
http://es.wikipedia.org/wiki/Kurt_Sutter
Guinosta, actor y productor de la super serie SONS OF ANARCHY. Y es brutal, le maldije cuando mató a mi personaje preferido, pero oiga, era necesario para la evolución del personaje protagonista.
Y, siempre, siempre, me sorprende.
Creo que aquellas personas que no saben valorar el trabajo de aquellos que escriben, es porque no entienden todo el trabajo, tesón, sueños, caídas y levantadas, que hay detrás de un guión o una novela.
Quizá es que aquellos que sabemos en nuestras carnes lo que cuesta escribir tan solo una línea con la que estar contentos al 100 %, lo vemos desde un prisma distinto.
Me ha gustado mucho esta entrada, dices las cosas como las sientes, y sé que algún día, leeré un guión tuyo, o un libro, y diré: Es mi amiga, es una genia, pero a veces se la olvida y no sabes lo que me ha costado convencerla para que de todo de si.
Un abrazo y a seguir así, escribiendo, opinando y creando universos. Por tu culpa no puedo dejar de pensar en cierto personaje con playeras de Vans...Mala!!
Me ha gustado mucho el artículo, opino como tú, hay que tener la mente abierta cuando vas al cine a ver una adaptación, si no seguro que no te gusta por muy bien hecha que esté.
No puedo creer que ya no sigas Bones y Castle. Es cierto que Bones como serie ha cambiado mucho, pero sigue teniendo lo suyo. Castle y Beckett lo llevan mucho mejor, aunque ahora sean pareja sigue habiendo ese rollito chulo.
Nos vemos pronto (espero). ¿Y esas fotos de Audrey Hepburn? Tengo muchas ganas de hacer algo que parece tan divertido. :P ¡Un beso!
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