Hoy toca haikus, caza y anécdota.
A Alena la conocí en un taller de Francesc Miralles y Silvia Kohan y conectamos casi al segundo.
Nos gustan las mismas cosas, los mismos personajes... somos unas soñadoras alocadas.
No os debe de extrañar, pues, que cuando convoqué la colección de haikus, Alena fuese la primera en apuntarse.
Os dejo sus haikus y su fantástica caza.
I.
Ya no te
amo
pero aun te
quiero
te dejo
marchar.
II.
No eres mi
sol
no eres mis
estrellas
eres mi
sombra.
III.
Tus ojos me
ven
son azules
preguntas
y yo
respondo.
1. En primera persona...
Pues yo era una niña normal y corriente que siempre iba despeinada
hasta que un día me pasó algo que me cambió para siempre: Vi un
capítulo de Dragon Ball. Y me eché a perder. Descubrí el anime, y
los libros de fantasía (¡Saludos, Sr. Dahl!) y el cine (“Bajo el
mar, bajo el mar...”) y decidí que el mundo “real” era
aburridísimo y que yo me dedicaría en cuerpo y alma a vivir en
Fantasilandia.
Y bueno, veinte años después, tengo una carrera que fue mi excusa
para estudiar lenguas asiáticas, trabajo para el mundo editorial,
customizo bolsos, me hago cosplays para cada ocasión que se presta
(y algunas que no) y de vez en cuando, demuestro que no tengo
vergüenza ni nada que se le parezca en video blogs.
Me considero muy afortunada porque tenía veinte y pocos cuando
descubrí que lo que me hacía feliz era crear y que esa debía ser
mi meta. Y aquí estamos, intentando convertir mi creatividad en una
carrera vital. Y no me quejo. En los últimos dos años he tenido la
oportunidad de hacer cosas súper variadas (escribir, creación
audiovisual, confección, alguna que otra performance bizarra,
diseñar random cosas, etc.). No es fácil pero al que algo quiere,
algo le cuesta.
2. ¿Te atrae la cultura japonesa? ¿Te ha costado mucho escribir los
haikus?
もちろんだよ!O
sea, ¡por supuestísimo! Antes de considerarme “friki” siempre
fui “otaku”. A la cultura japonesa le debo haber descubierto la
lectura, el dibujo y la costura como medios para expresarme y fuentes
de felicidad inagotables. Y eso no es poco. De hecho, lo es todo.
Empecé con anime y acabé estudiando el idioma por mi cuenta para
intentar entender mejor la cultura japonesa. Aunque todavía hay
mucho que no entiendo. Japón tiene cosas geniales y cosas no tan
geniales, como cualquier país y cultura, pero a mí siempre me ha
fascinado lo creativos que son. Algunos de mis creadores favoritos
son japoneses, y no hablo solo de escritores como Murakami, sino
también de directores de cine, Sr. Miyazaki, Sr. Kitano y autores de
manga y músicos. Ellos fueron los primeros que me motivaron con sus
historias a querer crear las mías.
Los haikus han sido.... mmm... La verdad es que dudé sobre sí
hacerlos o no. No escribía poesía desde el instituto (True story),
y aunque sí que conocía este género no me veía capacitada para
hacerle justicia. Pero al final me salió la vena kamikaze (broma
fácil, pero no he podido resistirme) y me tiré a la piscina
poética. Para mí ha sido muy importante seguir la estructura
clásica de 5-7-5 sílabas, ha sido mi manera de demostrar mi respeto
hacia las tradiciones japonesas :)
3. Como escritor, ¿qué manías literarias tienes?
Pues mira, me gusta trabajar con música, pero siempre instrumental,
casi siempre escucho bandas sonoras. Mi compositor favorito es Joe
Hisaishi (Japonés, claro :P). Me tomo la música que escucho muy en
serio y cada proyecto tiene su banda sonora que me sirve de
inspiración, así soy una tiquismiquis con eso.
Otra manía es que solo puedo trabajar con el Dark Room que es un
procesador de texto sin formato. La peculiaridad del Dark Room es que
se te pone toda la pantalla negra y las letras salen en verde
(igualito que en Matrix). Es una tontería pero a mí me ayuda mucho
a concentrarme, además como no puedes trabajar formato ni te marca
las erratas así no me distraigo.
4. ¿Qué haces cuando la página (y tú) se queda en blanco?
A otra cosa, mariposa. Verás, soy muy fan de Tarantino y lo suyo es
saltarse el eje temporal, así que hago lo mismo. Sé que muchos
escritores no soportan trabajar así, pero a mí no me desagrada en
absoluto. Si estoy en una escena que no sé cómo enfocar, me paso a
otra que sí que tenga clara o me apetezca. ¿Y qué si me salto tres
capítulos? De hecho, eso suele ayudarme porque así tengo una meta a
la que llegar: “Ostras estoy en Pekín pero lo que he escrito es en
Pokón, ¿cómo me lo monto para mi prota llegue allí?”.
Por otro lado, si es el proyecto lo que me tiene bloqueada, escribo
otra cosa, me pongo rock’n’roll o punk y suelto lo que me viene a
la cabeza. Luego lo guardo en una carpeta titulada RANDOM. La abro de
uvas a peras y sigo sorprendiéndome de las cosas que encuentro allí
dentro.
Si todo esto falla, me voy al último recurso, me pongo las bambas y
me voy a correr o en bici para despejar mi mente. Y muchas veces, a
media carrera mi cerebro encuentra soluciones para mis encrucijadas
así que cuando vuelvo a casa me muero de ganas de escribir.
5. Un consejo para futuros escritores.
Que quede claro que con esta pregunta me siento como maestro Piñones,
que no sabía leer y daba lecciones (frase de mi padre de toda la
vida), pero, bueno... Lo básico es practicar, escribir cada día o
casi cada día. Da igual el qué. A veces es un proyecto, a veces son
divagaciones, a veces es pura patraña. Escribir es como cualquier
actividad, se puede tener más o menos talento natural, pero con
práctica todo el mundo puede llegar a escribir más que
decentemente. También está bien llevar siempre una libreta o una
agenda encima para ir escribiendo las ideas que vayas teniendo. Todos
hemos tenido nuestro momento de iluminación de: ¡Oh, qué idea tan
guay! ¡Seguro que no se me olvida!... SPOILER ALERT: Se te olvidará.
Así que apúntatela, además así matas dos pájaros de un tiro:
escribes y no pierdes la idea. ¡Tres puntos colega!
Y hasta aquí la caza de hoy... mañana la última :)
Muchas gracias, Alena (Helena para mí)
Besos
1 comentario:
<3 <3 <3 <3
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